El sábado mi familia y yo almorzamos juntos. A pesar de que esto lo hacemos con frecuencia, me sentí tan extraña en la mesa que ni siquiera recordaba qué había hecho el sábado pasado. Me pareció que hacía una eternidad no estaba allí.
Las semanas se han vuelto totalmente monótonas y cuando llega el fin de semana tengo tantos pendientes como post-it en mi escritorio que dicen lo mismo. Como el tiempo no me alcanza para resolverlos todo se vuelve un círculo vicioso de tareas incompletas.
Y mientras reflexiono acerca de todo esto, aun no logro recordar qué hice el sábado pasado. Supongo que estuve sentada en la mesa comiendo en familia y supongo que me pasé el resto del tiempo resolviendo algunos “pendientes”; como puedo suponer también que el estrés me esta limitando la memoria al corto plazo. Ahora el círculo vicioso además se ha vuelto una ruleta de suposiciones.
Las semanas se han vuelto totalmente monótonas y cuando llega el fin de semana tengo tantos pendientes como post-it en mi escritorio que dicen lo mismo. Como el tiempo no me alcanza para resolverlos todo se vuelve un círculo vicioso de tareas incompletas.
Y mientras reflexiono acerca de todo esto, aun no logro recordar qué hice el sábado pasado. Supongo que estuve sentada en la mesa comiendo en familia y supongo que me pasé el resto del tiempo resolviendo algunos “pendientes”; como puedo suponer también que el estrés me esta limitando la memoria al corto plazo. Ahora el círculo vicioso además se ha vuelto una ruleta de suposiciones.
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