miércoles, mayo 30, 2012

He de confesar…


Tengo una mala, muy mala, memoria a corto plazo. Tengo que valerme de una efectiva agenda electrónica (o el teléfono celular, en su defecto), cuyo sistema de alarma y recordatorio me mantienen al tanto de lo que no me conviene olvidar.

El Outlook ha sido una importante herramienta para sustituir todos aquellos coloridos post-it que decían una y otra vez “recordar esto, recordar hacer aquello”.  El problema empieza, realmente, cuando olvido registrar el recordatorio, o lo anoto mal y no se lo que quería que me recordara.

Pero no teman, hasta ahora todos estos sistemas me han funcionado muy bien; así que, he de confesar que, si olvido algo, es porque, realmente, no quería recordarlo.