domingo, marzo 20, 2011

Cuéntame al oído...

Ya es madrugada; no parecen haberse superado las desveladas adolescentes. El amor fluye a través de las líneas telefónicas.

No hay pudor evidente, ni color en las mejillas; no hay sudor que te asfixie, solo voces desnudas. Gastadas elocuencias, clichés inadvertidos, que cambiarían el sentido si dejaras de imaginarme.

En vista de una voz alucinante cuyas melodías son capaces de ocultar malas intenciones, susurras. Porque en vez de la calidez de unas manos que tocan, está la suave brisa de una improvisada serenata con el XV de Neruda.

Cuantos te amo habrán pasado por estas líneas, cuantas disculpas sin remordimiento, cuantos te quiero esquivando un compromiso…respuestas vanas buscando solo una salida decorosa.

Cuéntame la historia de tu día y se detallista porque no puedo mirarla en tus ojos. Y no se acaba el amor porque se acabe tu saldo; y no es menos el mío si te cuelgo primero.

miércoles, marzo 16, 2011

En tus manos…

Te levantas a las seis de la mañana. El reloj despertador sonó hace 20 minutos, pero lo silenciaste para tomarte otra siestecita. Mientras te preparas para salir a trabajar, te agobia el saber que estas retrasado, pero te tranquiliza pensar que el tiempo perdido lo puedes recuperar conduciendo de camino a tu trabajo. Entonces, es momento de cometer imprudencias que parecerían salva vidas para ser puntual.

También las malas costumbres se vuelven hábitos; esto no pretende ser un reproche maternal, es solo una manera de decir que cuando tomas un volante, tomas mi vida en tus manos. Ahora el único “delito” no es robarte unos minutos de sueño, es la responsabilidad compartida de tu vida y la mía que se juega cuando estas conduciendo.