A qué le temes?

Cuando me preguntaron, creo que por salir del paso, respondí rápidamente que a las cucarachas. Aunque ahora que lo pienso, jamás ninguna cucaracha me ha volado encima, ni me ha sacado las uñas, ni una pistola, y mucho menos, me ha hablado para decirme buenos días. De manera que, no tengo motivo alguno para temerle, tomando en consideración que ninguna cucaracha tampoco tiene planes de hacer nada de lo anterior (al menos que yo sepa).

Algo similar sucede con la oscuridad: Por qué le tememos a algo tan abstracto?

La última vez que mi amiga Maru me dijo que le temía a los lagartos, casi se le sale el corazón al encontrar uno disecado en su cuaderno de notas que yo le había regalado. En verdad le tenía fobia a los lagartos.

Bajo estas consideraciones no se me hace difícil concluir que en verdad nuestros miedos van mucho más allá de simples insectos. En realidad nuestro verdadero temor es a que nos lastimen, y es la vulnerabilidad a la que nos exponemos cuando revelamos nuestros miedos la que nos impide ser totalmente sinceros al responder a esa pregunta.

Y tu, a qué le temes?