viernes, enero 25, 2008

Historia e Histeria

Para los que dudaban que los candidatos a la presidencia de nuestro país (o sus asesores) lean los periódicos, queda demostrado que sí lo hacen. Ante tantas sugerencias en los periódicos de circulación nacional a que los candidatos cambiaran su discurso ofensivo y poco profesional (cargado además de descrédito hacia sus oponentes), por uno más prometedor que describiera su posterior compromiso para con nuestro país, Miguel Vargas Maldonado, candidato a la presidencia por el PRD, ha tomado la iniciativa de comenzar con el desborde de las promesas pro-campaña.

Es claro que MVM nos debe muchas explicaciones acerca de cómo piensa cumplir sus promesas una vez (si es que esto sucede) que resulte ser ganador de las elecciones, ya que, no es necesario tener un par de dedos de frente para comprender lo que implica aumentar 30% al salario de empleados públicos y privados, aumentar a los pensionados y a los beneficiarios de la tarjeta Solidaridad, rebajar los impuestos a los combustibles, así como reducir la tarifa eléctrica, el ITBIS y los intereses en los préstamos del Banco Agrícola, entre muchas otras, y el camino que hay que seguir para lograrlo.

Así comienza la historia, con candidatos echando al aire cientos y cientos de promesas que luego no cumplen. Es de esperarse que en los próximos días los candidatos de los demás partidos políticos hagan lo mismo.
Si bien es cierto que el pesimismo no esta aportando mucho en estos tiempos, y que, aunque sea para colaborar con buenas ideas, deberíamos tener un poco mas de fe en nuestros candidatos (porque uno de ellos luego será el presidente), también es cierto que este panorama de proyectos superpoderosos que ellos plantean termina siendo solo una obra de teatro que se cae inmediatamente se toma posesión del cargo y no llega nunca a un final feliz, ni siquiera complaciente.

Recuerdo un artículo que escribí hace unos seis años atrás que resaltaba la amnesia que padecía en ese entonces el gobierno de turno cuando olvidaba no solo las promesas de campaña que nunca cumplió su candidato, sino, además, crear planes de gobierno encaminados a subsanar necesidades básicas de la población que se supone ellos representan. El escenario no es distinto ahora. El gobierno actual nos ha dado muestras claras del mismo padecimiento, alimentado además por el estrés que supone estar en plena campaña releccionista.

Comencemos juntos a hacer nuestras oraciones; si no funcionan para que los candidatos tomen en serio esto de ser presidente, al menos servirán para hacer de todos nosotros mejores ciudadanos y que cada vez dependamos menos del gobierno e intentemos hacer más por el país.

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