Algunos días atrás le exponía a Angie mi teoría sobre el arte de comprar zapatos. Le decía que era como enamorarse y alegaba que, entre todos los que hay, solo uno es el que te provoca el flechazo mortal. Ese que hace que lo mires diferente al resto y te provoque tenerlos, a un grado tal que, si no los tienes en ese instante, puedes perder la cabeza como consecuencia de que, el solo pensar en ello, te roba el hambre y el sueño.
Pero toda mi teoría quedo descartada al encontrar una comparación mucho más poderosa. Se trata del Charro, un amigo que se esta preparando para ser sacerdote, con el que sostuve la siguiente conversación:
- …y por qué decidiste ser sacerdote?
- Porque recibí un llamado especial.
- Y, cómo es eso?
- Es muy difícil de explicar, es como cuando te enamoras: no sabes porqué, solo sientes que hay algo.
Pero toda mi teoría quedo descartada al encontrar una comparación mucho más poderosa. Se trata del Charro, un amigo que se esta preparando para ser sacerdote, con el que sostuve la siguiente conversación:
- …y por qué decidiste ser sacerdote?
- Porque recibí un llamado especial.
- Y, cómo es eso?
- Es muy difícil de explicar, es como cuando te enamoras: no sabes porqué, solo sientes que hay algo.
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