Hace algunos días ya había mencionado sobre la publicidad política que ronda actualmente los medios de comunicación. Deberíamos demandar a los “entes pensantes” de dichas campañas por insulto constante a la inteligencia y el aprendizaje colectivo. A propósito de esto, presento parte del Artículo que escribiera Freddy Ortiz sobre el tema. Cito:
“La pasada semana, hablamos sobre el mal gusto que resalta en la mayoría de las producciones publicitarias actuales para promover a los candidatos a la Presidencia de la República.
Claro que se me amarga el paladar al lanzar sobre el papel este desgarrante juicio cargado de pragmatismo, pero, como tal, he debido tratarlo, estableciendo un lazo de sangre con el mal gusto, porque éste es pan de cada día en todos los órdenes (comunicación, arte, política, música, etc.).
Nos lo han impuesto, porque es consumo de masas y ellas no se escandalizan con ello tal nosotros lo hacemos, porque no son piezas ni estilos extraños al lenguaje de su diario vivir. Por eso vemos que se ha desarrollado una auténtica atracción por lo desagradable, lo feo, lo vulgar y lo pornográfico; un trabajo estrictamente oportunista recostado en conceptos mercadotécnicos, que ve los resultados al pie de los estados financieros, pero nunca la estela de destrucción que va desparramando a lo largo del camino.”
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