martes, septiembre 16, 2008

Álvaro y las Monserrat

Ya sabía yo que comprar zapatos es la actividad mas gratificante del arte del consumo; y de hecho, hay algo en una zapatería en especial que me atrae de una manera prodigiosa. Es algo mágico.

El sábado, estando allí, conocí a Álvaro…fue cuando al preguntar por uno de los chicos que fue por unos zapatos al almacén y me había dejado esperando por mas de media hora – esto no está incluido en lo de mágico y prodigioso - otro de los que ahí estaban me dijo que debía ser Álvaro, el mas lento y calmado de todos.

El que me había plantado no era Álvaro; pero en fin, mucho sí hablamos y terminé comprándole unas Monserrat. Álvaro sin duda me recuerda a mi voz interior – y no es precisamente porque me dijo insistentemente que comprara unos zapatos y elogió lo bien que me quedaban los que elegí – o más bien creo que era otra su vocación – tal vez por eso lo de lento y calmado-.

Así que, finalmente, salgo de la zapatería con mi canción favorita del momento en el teléfono, unas Monserrat que pienso estrenar esa misma tarde, y la frase de despedida de Álvaro que me dijo – cual si fuese mi voz interior - cuando mientras pagaba me quejaba por mis problemas: Tu vida aun es fácil. Lo pienso todavía, sobre todo porque eso ya me lo habían dicho hace tiempo y, muy probablemente, me lo seguirán diciendo cuando hayan pasado algunos años más.

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