Cuando era joven siempre decía que si la vida era una sola no entendía porqué había que complicarla tanto. Bastaba con leer más, amar más y olvidar al acostarse.
Ahora olvida por costumbre y lee por obligación. Ha aprendido a convivir con la enfermedad. En sus breves momentos de lucidez lleva anotaciones que le ayudan a recordar a sus seres mas queridos, intentando responder a las preguntas que siempre les hace: “¿Quien eres y por qué estas aquí?”
Se consuela diciendo que es una enfermedad compartida por muchos: “Ya quisiera ser el único, pero me rodea todo un pueblo que sufre de Alzheimer político y deliberadamente histórico”.
Continua amando, y es mas feliz ahora que suele tomar nota solo de los buenos recuerdos; comenzó, por primera vez en su vida, a prestar atención a los pequeños detalles; encuentra belleza en cada oportunidad que tiene de comenzar de nuevo…
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