viernes, junio 19, 2009

Despedirse...

El paso inmediato para evitar un encuentro de despedida es emprender la huida. Es la forma más certera de no mostrar el lado patético que culmina externando una que otra lagrimita y no pasar por la desagradable situación de ser partícipe de aquellos recuerdos cursis que se aproximan al momento de saber que serán los últimos.

Pasé toda la tarde buscando la manera de cómo faltar al encuentro de despedida por el fin de las clases, pero, no solo no se me ocurrió nada que me justificara haciéndome quedar bien, sino que, además, me di cuenta de unos cuantos puntos: primero, no importa qué tan buena sea la excusa, sigue siendo una excusa; segundo: es la última vez que vamos a estar todos juntos, si no voy, todo lo que va a pasar es que me lo voy a perder porque a nadie le importa quien falte; y tercero, aunque falte, la despedida se dará de todos modos, así que lo mejor es disfrutarla.

Siempre debe haber espacio para reunirse con los amigos, a decir adiós contando historias pasadas; y luego reencontrarse y contar la historia de la despedida. Hay que despedirse.

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