- Esperaba que dijeras eso.
Y yo prefiero no haberlo dicho.
Hoy retrocedo cinco pasos a los tres que adelanté ayer. Atravesé la línea permitida de la conversación; del otro lado están las palabras que sonrojan, las frases rebuscadas de doble sentido y los insultos que le preceden a un “no era mi intensión”.
En teoría, si te preparas para lo peor, cuando suceda sufres menos. Pero la realidad es que sufres doble: durante el proceso y hasta que se acaba.
Todo lo que quisiera saber es si éstas son realmente señales o es el principio de unos inevitables síntomas de la locura respaldada por mi imaginación. Supongo que eso me ayudará a saber qué decir la próxima vez.
Y yo prefiero no haberlo dicho.
Hoy retrocedo cinco pasos a los tres que adelanté ayer. Atravesé la línea permitida de la conversación; del otro lado están las palabras que sonrojan, las frases rebuscadas de doble sentido y los insultos que le preceden a un “no era mi intensión”.
En teoría, si te preparas para lo peor, cuando suceda sufres menos. Pero la realidad es que sufres doble: durante el proceso y hasta que se acaba.
Todo lo que quisiera saber es si éstas son realmente señales o es el principio de unos inevitables síntomas de la locura respaldada por mi imaginación. Supongo que eso me ayudará a saber qué decir la próxima vez.
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