lunes, febrero 09, 2009

Una buena excusa…

Nunca he dudado de la maravillosa capacidad de inventiva de mis compatriotas; inventiva que se hace evidente en las personas que circulan en las calles y lugares públicos “solicitando una contribución monetaria” bajo la excusa de una enfermedad degenerativa, una operación que nunca llega o cualquier otra hierba aromática producto de que algún santo se pose sobre su cabecita y le provea brillantez a sus ideas.

Supongo que no es preciso abundar sobre las historias que se han inventado, porque la mayoría de nosotros ya ha sido víctima de esta no tan nueva forma de extracción de divisas ajenas. El punto es que ya no se a quién darle.

Reconozco que debe haber mucha gente necesitada, que come con limosnas y que, talvez, no necesita mucho para sentirse feliz. Pero también sé que hay otras formas más honestas de conseguir “el pan de cada día”. Sé también que si le doy, estoy contribuyendo a mantener la cultura paternalista existente en el país y estoy alimentando parásitos sociales que más adelante no tendrán una idea del valor del trabajo y del sacrificio para conseguir lo que se desea.

Así que, tomando en cuenta que es prácticamente imposible distinguir quién realmente necesita y quién solo se aprovecha, yo también necesito una buena excusa para no dar, preferiblemente que supere la de ellos para pedir. Debe ser algo simple y directo; la idea no es herir su susceptibilidad, sino, simplemente, no contribuir a todo lo mencionado anteriormente sin tener que arrojar un tajante y seco No, mentir con un No puedo, y así evitar los posteriores remordimientos de conciencia.

Una buena excusa es todo lo que necesito para refutar esas complejas y repetidas historias que apelan a cualquier situación para llegar directo a nuestros sentimientos y que nos hacen pensar que el pordiosero que anda pidiendo en la calle, para la leche de un niño no visible en el momento, es distinto al señor bien portado y bien vestido que ejerciendo un cargo importante en el gobierno nos estafa descaradamente.

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