A nada le temo tanto como a ese momento. Es oscuro, triste, desolado. Es estar sola conmigo y mis pensamientos que gritan tan fuerte que inundan la habitación y absorben todo el silencio. Es ese encuentro con mis temores…pero más doloroso aun, es ese encuentro con mis recuerdos.
Duelen. Hasta los dulces recuerdos duelen si los repaso en la memoria una y otra vez y no encuentro una salida decorosa al laberinto en el que me encierran. Trato sin éxito de huir y dejarlos atrás; en verdad lo intento, pero ellos insisten.
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