lunes, agosto 03, 2009

11-18-30-03-36-14

Jamás he jugado un Loto. Me gustaría decir que al menos no uno real, pero la verdad es que ni siquiera he jugado el automático. Esto no me excluye de ser una de las tantas y tantas personas que ha soñado con ser millonario de una manera fácil y que ha planeado todo un futuro respondiendo a la pregunta de qué harías si te sacaras el Loto, pero la realidad es que ni siquiera estoy “en la tómbola”.

Un sábado cualquiera -inspirada en la numeración de un billete de quinientos pesos- hice la combinación necesaria con la que –pensé- resultaría agraciada. No conozco la primera persona que haya ganado este juego al intentarlo por primera vez, pero me sedujo la idea y creí –como todo el que juega- que yo podía ser la ganadora.

No jugué. Las razones: muchas. Incluso que ese día llovió y no me atreví a salir solo por algo tan absurdo como la idea de ganarme el Loto. Pero, por supuesto que estuve pendiente a los números que salieron ese día.

Acerté con 4 de los 6. Esto significa que tengo poco más de la mitad de la suerte que necesito, pero en este caso eso no cuenta porque es un juego. Simple: es todo o nada, ganas o pierdes.

De haber jugado ese día…nada habría pasado; excepto que ahora formaría parte del grupo que está en la tómbola. Sin embargo, no puedo evitar pensar que, tal vez, de haber realizado la jugada todo sería diferente, incluso la combinación ganadora de aquel día: pude haberlos acertado todos, o tal vez ninguno. Simple.

No hay comentarios: