jueves, octubre 09, 2008

Entrada 100: Una historia qué contar

Siempre me pregunté cómo sería escribir esta entrada y si al pasar del tiempo escribir se convertiría en mi forma de vida; si tendría que hacerlo para vivir.

El sábado fue mi primera experiencia como Decoradora de Eventos. Soy Ing. Industrial y no sabía nada de Decoración, salvo algunas ideas de puro sentido común y otras que surgen cuando se posa el Espíritu Santo y se consagra la inspiración.

Todo comenzó cuando asistí a una charla de Decoración de Eventos. Una de mis compañeras de trabajo no podía asistir y me pidió que la cubriera porque pensó que sería bueno para mí dejar atrás algunas ideas cuadradas propias de la ingeniería y sensibilizarme un poco.

El resultado: un éxito. La charla me fascinó; quedé flechada con tal actividad y me decidí inmediatamente a hacer un curso de decoración para dedicarme a esto. Así que le pedí a Sheyla, una amiga decoradora, que me invite a participar a su siguiente evento para poner en práctica mis conocimientos.

Efectivamente fui invitada por Sheyla a decorar una boda familiar. Descubrí que mi pasión por este arte es mucho más fuerte de lo que había imaginado y que, por los elogios recibidos, tengo grandes posibilidades de seguir practicándolo exitosamente.

Pienso seguir avanzando en esto de la Decoración de Eventos, así que decidí escribir esta entrada para poder recordarla cuando tenga que contarle a alguien mis inicios. Y no es que lo vea como un sustituto de la escritura porque ambos oficios me parecen igual de reconfortantes.

Ahora que 99 entradas se han escrito ya - y ver que esto sigue siendo algo que quiero hacer por el resto de mi vida - siento que disfruto plenamente la sensación de compartir experiencias - tal como mi primera vez como decoradora - y de poder transmitir a través de las palabras las historias de la vida día a día; ahora me doy cuenta de que, más que escribir para vivir, necesito vivir para escribir.


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