
Es posible que los haya confundido la rutina, pero se veía amor en sus ojos. Ella 35 y él solo 30, ella experta en idiomas y él aprendiz, mientras, le enseñaba de conquistas, en eso él era un maestro.
A ambos les mataba la pena, pero ella al menos sonreía, él apenas se mordía los labios y dudaba. Ya se han acostumbrado a estar cerca uno del otro, a contarse todo y tener en común casi nada.
Ahora sobran las palabras…y también las lágrimas por haber compartido una vida de grandes mentiras y escasos recuerdos.
¿Algo fue real? Preguntó creyendo conocer la respuesta - intentó retroceder cuando recordó en ese momento algo que ya sabía: jamás hagas preguntas cuyas respuestas conoces y no deseas escuchar -, pero igual le sorprendió escuchar cuando dijo: Tuvimos un hijo…nuestro amor lo fue.
A ambos les mataba la pena, pero ella al menos sonreía, él apenas se mordía los labios y dudaba. Ya se han acostumbrado a estar cerca uno del otro, a contarse todo y tener en común casi nada.
Ahora sobran las palabras…y también las lágrimas por haber compartido una vida de grandes mentiras y escasos recuerdos.
¿Algo fue real? Preguntó creyendo conocer la respuesta - intentó retroceder cuando recordó en ese momento algo que ya sabía: jamás hagas preguntas cuyas respuestas conoces y no deseas escuchar -, pero igual le sorprendió escuchar cuando dijo: Tuvimos un hijo…nuestro amor lo fue.